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Desde tiempo inmemorial los jijonencos han usado lo que les brinda su tierra. Campos cubiertos de almendros y panales de miel donde abundan el romero, el espliego y el tomillo.
De las cocinas familiares se ha desarrollado una industria que ha ido creciendo sólida hasta nuestros días. La tierra de Jijona es eso, la raíz profunda de una cultura vinculada al turrón donde un pueblo, Jijona, como un gran árbol, ha sabido cultivarla, desarrollarla y difundirla.
La dulce confitura dejó de llamarse simplemente turrón para, desde hace ya más de cinco siglos, llamarla Jijona y Turrón de Alicante. Para que el turrón pueda quedar al amparo de la Indicación Geográfica Protegida debe seguir unos rigurosos y ancestrales procesos de elaboración:
Se tuesta la almendra repelada, en unos cilindros giratorios calentados a fuego intenso, denominados “tostadores”. En una especie de batidora giratoria, denominada “mecánica”, de 50 a 60 Kg. de capacidad se cuece a fuego vivo una mezcla de azúcar y miel en las cantidades necesarias para cumplir con las especificaciones del CRIGPJTA.
Una vez obtenida la masa del que sería turrón de Alicante, en vez de proceder a su moldeado, la masa todavía caliente se extiende manualmente en láminas de 1 cm aprox. de espesor sobre mesas o superficies enfriadoras. En frío se procede a la molienda de las diferentes láminas en molinos de granito, obteniendo así una masa, de aspecto ya parecido al turrón de Jijona pero de una granulometría (debido a la rotura de la almendra todavía demasiado grande), la cual pasa diferentes refinados hasta conseguir una masa fluida.
Esta masa se introduce en unos calderos de 50 a 60 Kg. de capacidad, para sufrir una segunda cocción moderada acompañada de un golpeado acompasado de un mazo mecánico que se encuentra incorporado a los anteriores calderos y que son conocidos como “boixets”, en los cuales se logra mediante estos movimientos del “boix” la compacidad y cocción de masa adecuada. Posteriormente, en el caso de que el turrón sea granulado, se incorpora una segunda cantidad de almendras tostadas y troceadas (granito de almendra) a la masa resultante. En caliente, se acaba de “arrematar” (conseguir la textura idónea – proceso realizado por el Maestro Turronero) esta masa y se moldea en cajones de 6 Kg. pero sin recubrir de oblea.
Debido a la gran cantidad de almendras que lleva el turrón, y al hecho de que en el turrón de Jijona éstas se muelen, el contenido de aceites de almendras se manifiesta en el envasado por migración de éste a través de la estructura del turrón. Cuanto más almendra más aceite por lo que las empresas, con el turrón en sus cajones y todavía en caliente dejan que repose y enfríe el mismo como mínimo 24 horas antes de cortarlo en pastillas, para que exude todo el aceite que pueda.
En nuestro caso y, debido al alto porcentaje de almendras en el turrón de Jijona con el que se trabaja, estos cajones se dejan reposar hasta 72 horas debido a la gran cantidad de aceite que exudan, parámetro indiscutible de la buena calidad de las almendras seleccionadas.
Las operaciones de tueste y cocción de mieles iniciales son semejantes al proceso descrito en la obtención del turrón de Jijona. Varía al final del proceso, cuando se añade clara de huevo diluida como blanqueante hasta conseguir el “punto de bola” necesario, por evaporación del agua añadida, en cuyo momento se adiciona la almendra tostada, en proporción según calidades a elaborar, al que continúa un volteo manual con palas de la masa resultante, hasta conseguir una distribución homogénea.
En caliente se pesa y moldea en cajones recubiertos de obleas, de unos 6 Kg. de capacidad, formato semejante al que se comercializa en nuestras tiendas de venta al detalle. Este formato es con el que antiguamente los jijonencos se desplazaban por la diferentes ciudades de España y ofrecían a sus consumidores al corte o al detalle, de ahí el nombre de nuestras tiendas.
Hoy en día y, debido a la aparición de otras formas de venta y comercialización, las empresas cortan en frío mecánicamente estos bloques en pastillas procediéndose a su envasado en bolsas y encartonado definitivo.
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